Origen de las lenguas indoeuropeas: Parte VII
Civilización sumeria
Introducción
Hola, Andrés Muni nuevamente. Como el anterior, el siguiente documento tiene muchos nombres: nombres de lenguas, regiones, países, etc.
He intentado ser lo más exacto posible con respecto a esa cuestión. No obstante, si notas algún error, por favor envíame un e-mail para corregir lo que deba corregirse.
En este documento estudiaremos la antigua civilización sumeria, un antiguo pueblo que prácticamente echó los cimientos de nuestra presente civilización. Disfruta.
El primer sistema de escritura
El descubrimiento de la civilización sumeria marca la culminación de la exploración sistemática del subsuelo en el Cercano Oriente, la cual comenzó a finales del siglo XIX. En la mitad de ese siglo, fue posible deletrear y leer los documentos hechos con arcilla y cubiertos con extraños signos cuneiformes o con forma de cuña, que habían sido hallados en el territorio de Irak hacía largo tiempo. Este hecho produjo la proliferación de excavaciones en la antigua Mesopotamia, exactamente como ocurrió en el Valle de los Reyes cuando se descifraron los jeroglíficos. Puesto que estás excavaciones se realizaron en profundidad, hicieron aflorar los vestigios dispuestos en capas paralelas.
Tras haber atravesado capas con vestigios árabes, griegos y persas, las excavaciones llegaron a testimonios que datan de mediados del primer milenio a. de J. C. La exploración de este modo alcanzó la capa que almacenaba la gran mayoría de los documentos cuneiformes. Consecuentemente, se descubrieron los palacios, estatuas, tesoros y armas de los grandes reyes asirios, que se mencionan en el Antiguo Testamento debido a sus conquistas. De esta manera, nació la asiriología como disciplina científica a partir de los textos cuneiformes y la arqueología de Mesopotamia.
Bajo esa capa, se descubrieron otras capas, lo cual llevó a concluir que el apogeo de los belicosos asirios procedentes del norte había sido precedido en alrededor de un milenio por un pueblo que poseía una cultura superior. Estas personas originarias del sur de Mesopotamia se basaban en los Babilonios, cuyo código de leyes (Hammurabi) simbolizaba su gran desarrollo cultural y equilibrio político.
Se averiguó que el antedicho código, junto con documentos de esa época, eran idénticos a los anales y tablillas asirias, pero con diferencias que determinaban que los dialectos asirio y babilónico provenían de un único lenguaje llamado accadio. La lengua accadia se relaciona con los lenguajes árabe, arameo y hebreo, y se clasifica como lengua semita. Entonces, la conclusión fue que los imperios de Babilonia (a principios del segundo milenio a. de J. C.) y Nínive (a principios del primer milenio a. de J. C.) eran de origen semita.
En el tiempo que se hicieron esas excavaciones arqueológicas, la escritura cuneiforme representaba un enigma. Esta escritura se compone de una gran cantidad de signos o caracteres (300 en su apogeo), consistentes en trazos similares a cuñas grabados sobre arcilla cruda.
Inicialmente, estos dibujos lineales representaban objetos concretos y específicos. En una segunda etapa, cada uno de los signos de esta escritura puede ser leído en un texto de dos maneras distintas:
- Como el nombre del objeto que originalmente era representado por ese carácter.
- Como la marca de un sonido (sílaba), pero nunca un sonido elemental e irreductible como, por ejemplo, los del alfabeto latino.
Por lo tanto, la escritura cuneiforme es ambivalente (tanto ideográfica como fonética). De este modo, el dibujo de una espiga (p. ej. una espiga de trigo) dentro de un texto cuneiforme puede ser leído, según el contexto, como los nombres de "granos" o la sílaba "she". Del mismo modo, el grabado de un pájaro era ideográficamente interpretado como "volátil", o bien fonéticamente como la sílaba "hu".
Como mencioné previamente, los signos cuneiformes eran inicialmente sólo una reproducción de objetos. Con el tiempo, notaron que por medio de tan rudimentarios procedimientos como éste, solamente se podía expresar una limitada cantidad de todo lo que es posible expresar. Únicamente objetos concretos y típicos podían ser representados, pero no acciones o abstracciones. Por esa razón, la solución fue disociar en el carácter su referencia al objeto que reproducía, por un lado, y su pronunciación (valor fonético), por el otro. Así, los creadores de esta escritura pudieron escribir todo lo que el lenguaje hablado expresaba.
Por ejemplo, la palabra abstracta "visión" en lengua acadia es "shehu", la cual podía representarse mediante el dibujo de una espiga seguida por la de un pájaro (she + hu), pero ninguno de los dos caracteres se relaciona con un grano o algo volátil en este caso. No obstante, en una parte diferente del texto, esos dos caracteres podrían ser traducidos directamente como cereal y ave. Este hecho hace que el descifre de los signos cuneiformes sea grandemente dificultoso. De cualquier forma, esa dificultad puede ser superada a través de un profundo conocimiento del lenguaje.
Porque el nombre en accadio y semítico de los objetos indicados por los signos cuneiformes nunca correspondió con el valor fonético de esos caracteres, se dedujo que el pueblo que inventó la escritura cuneiforme no podía ser semita. Se presumió entonces la existencia de otra civilización distinta y más antigua que estuvo antes que los accadios semitas.
Las excavaciones arqueológicas ofrecieron nuevas inscripciones cuneiformes, las cuales, a diferencia de los textos babilónicos y asirios, estaban escritas con ideogramas sólo utilizados debido a su valor objetivo, sin ninguna posibilidad de representar lectura fonética directa, ya sea en lengua accadia o semita. Finalmente, el pueblo que vivió al sur de Mesopotamia, cuyos monumentos y ciudades subyacen bajo los vestigios babilónicos (2000 a. de J. C.), fue identificado como el pueblo que inventó la escritura cuneiforme.
Ya que los textos antiguos designaban esa zona de Mesopotamia adyacente al Golfo Pérsico con el nombre de "País de Súmer" (del término accadio "shumerum"), se estuvo de acuerdo en llamar "sumerios" a los predecesores de los semitas babilónicos. En el transcurso del tiempo, las investigaciones avanzaron hasta que fue posible reconstruir la lengua sumeria, que había estado perdida por miles de años. Además, este lenguaje nunca había podido ser clasificado dentro de las conocidas familias lingüísticas.
La lengua sumeria es en verdad extraña en lo referente a su vocabulario (mayormente monosilábico) y aún más en lo tocante a su gramática (reconstruida en su mayor parte). En ella, está ausente una gran porción de las categorías lingüísticas que son indispensables según nuestra propia manera de ver y expresar las cosas. Como se mencionó arriba, el mundo sumerio es un hallazgo del siglo XIX. Es la primera civilización del mundo, con las complejidades que este hecho implica, a saber: organización social y política, fundación de ciudades y estados, creación de instituciones, leyes, producción organizada de bienes, regulación del comercio, manifestaciones artísticas monumentales y la invención de un sistema de escritura que permitiría que el conocimiento fuese fijado y propagado. La aparición de esta civilización data del cuarto milenio a. de J. C., en la baja Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Eufrates, al sur de Bagdad.
Dos civilizaciones muy antiguas tales como la egipcia y la civilización protoindia del valle del Indo, son posteriores en varios siglos a la de Súmer. A diferencia de Egipto y sus pirámides, las cuales nos recuerdan las glorias de esa civilización, o de Israel y Grecia, que construyeron monumentos que nos recuerdan sus eras doradas, en Súmer no quedan testimonios de su pasado esplendor. Todo lo que sabemos sobre Súmer al presente, proviene de las excavaciones arqueológicas. Todo el conocimiento acerca de esta civilización ha sido extraído de tablillas de arcilla conteniendo muchos diminutos caracteres cuneiformes. Estos textos que son tan difíciles de descifrar y comprender, han sido extraídos por cientos de miles, y cubren todos los aspectos vinculados a las vidas de aquéllos que los escribieron: gobierno, administración de justicia, economía, vida cotidiana, ciencia, historia, literatura y religión.
Antecedentes históricos: Las primeras ciudades
Los primeros asentamientos humanos en Mesopotamia se remontan a alrededor de 100.000 años. Estos asentamientos estaban situados sobre las laderas de las montañas del norte de Irak, principalmente en el país kurdo. Los vestigios que se han encontrado datan de mucho tiempo antes del surgimiento de la civilización asentada en el valle delimitado por los ríos Tigris y Eufrates.
Por un largo período de tiempo que se extiende hasta el 6000 a. de J. C., los hombres vivieron en aislamiento, formando familias o pequeños grupos, en cuevas o campamentos temporales, haciendo utensilios rudimentarios. La caza y la recolección diaria eran sus únicos medios de subsistencia.
Hacia el período 5000-4500 a. de J. C., aparecen las primeras ciudades, y una gradual desecación de la región situada en el valle del Tigris hace posible una ocupación mayor en la dirección del Golfo Pérsico. El hombre hace utensilios más perfeccionados y complejos, comienza a cultivar (es decir, la agricultura), domestica animales, trabaja el cobre (el primer metal) y desarrolla la alfarería, se organiza en sociedades o comunidades, y construye los primeros edificios públicos y templos. Esta cultura denominada "Obeidiana" [puesto que el tell (una especie de túmulo que contiene tablillas) El-Obeid es el punto central de actividad] llegó a su apogeo a finales del quinto milenio y a principios del cuarto milenio a. de J. C.
Alrededor del 3500 a. de J. C., en el sur de Mesopotamia y en las orillas del Golfo Pérsico, nació la civilización sumeria. Se cree que arribaron a la región como conquistadores y rápidamente adoptaron y absorbieron la cultura de sus predecesores hasta que se hizo parte de su propia idiosincrasia. Esta etapa de asentamiento sumerio en la baja Mesopotamia se llama "era de Uruk", y duró unos ocho siglos. Aquí, los textos sumerios son muy extraños y hacen imposible situar históricamente esta era. De hecho, constituye toda una protohistoria que está siendo reconstruida a partir de los hallazgos arqueológicos.
La historia sumeria empezó en la época protodinástica (2700-2300 a. de J. C.). Esta época desarrolló plenamente la civilización que había comenzado unos pocos siglos antes. Súmer se organizó y distribuyó en la forma de pequeños estados urbanos y áreas rurales agrupadas alrededor de una ciudad capital fortificada rodeada por murallas. Esta época protodinástica se caracteriza por las luchas entre las ciudades estados que aspiraban a la hegemonía. Al final de este período, Súmer se unifica en torno al centro religioso de Uruk, y es gobernada por sólo un monarca: Lugalzagissi (ex gobernante de la ciudad estado conocida como Umma). A pesar de estas tendencias hacia una expansión imperial, no fueron los Sumerios los que establecieron el primer imperio mesopotámico, sino los pueblos de origen semítico.
Los semitas eran antiguos beduinos nómades del desierto sirio-arábigo. Bandas de esos beduinos gradualmente se infiltraron en los sumerios y sus predecesores en el bajo valle formado por los ríos Tigris y Eufrates. Esta infiltración ocurrió especialmente al norte de ese valle, en el país de Accad. Hacia el 2300 a. de J. C., uno de esos reyes, Sargón de Agade (el Viejo) unificó toda Mesopotamia (Súmer incluida), aparte de Elam (al este) y una porción de Siria y Asia Menor (al oeste). De este modo, el período accadio comenzó y duraría dos siglos.
Este período terminaría con la invasión de los Gutis, montañeses semibárbaros del Kurdistán, que le pusieron fin al imperio así como también a la dinastía de Sargón. Un siglo después (2000 a. de J. C.), amaneció una nueva época para la civilización sumeria, la última y más brillante de su historia. Es la época de la Ur III (es decir, la tercera época de la ciudad Ur). Esta época se conoce también como Neosumeria, y está caracterizada por un extraordinario renacimiento. Su dominio alcanzó, hacia el este, Elam y Persia; hacia el oeste, Capadocia y Siria; y hacia el norte, Armenia. De esta manera, su cultura influenció todo el Cercano Oriente.
A principios del segundo milenio a. de J. C., otras bandas semitas del desierto sirio-arábigo, los amorreos, se infiltraron en el pueblo sumerio de Ur III y pusieron fin a su dinastía. Los reinos meridionales de Isin y Larsa, fuertemente influenciados por la cultura semita, resistieron por un tiempo, pero fueron finalmente conquistados y absorbidos por el poder del rey amorreo llamado Hammurabi. Hammurabi fue el rey que creó el imperio semítico de Babilonia (1750 a. de J. C.). En este punto, la historia sumeria termina, desbordada por la preponderancia semita. Sin embargo, aunque su existencia política y étnica había llegado a su fin, persistieron por medio de la fuerza de su propia cultura. Los babilonios, después los asirios, los hititas de Anatolia y los hebreos recogieron y continuaron la civilización sumeria.
Estos nómades pueblos semitas de Mesopotamia incorporaron todo lo relativo a una vida civilizada de los sumerios: instituciones políticas y sociales, organización administrativa, leyes, técnicas industriales, ciencia, formas y contenidos religiosos, y la escritura cuneiforme, la cual fue adaptada a su propio lenguaje. Una de las marcas de esta influencia durante toda la historia de Babilonia y Asiria yace en que, incluso un siglo antes de la era cristiana, los semitas de Mesopotamia aún conservaban la lengua sumeria como lengua litúrgica y científica, del mismo modo en que fue usado el latín en los reinos de occidente durante la Edad Media.
La posibilidad de comprender toda esta enorme masa de textos se debe a los esfuerzos de Henry Rawlison, quien, a fines del siglo XIX, encontró la clave de la historia de Mesopotamia cuando descifró las inscripciones cuneiformes de la roca de Behistum. Esta roca fue una especie de piedra de Roseta. Como seguramente sabes, la piedra de Roseta le permitió a Champolion descifrar e interpretar los jeroglíficos egipcios.
La así llamada roca o piedra de Behistum se localiza cerca de Kermanshah (Irán) y la ruta que comunica Hamadan con Babilonia. Es un monumento esculpido sobre la ladera de un acantilado a más de 50 metros por encima del fondo del valle, un hecho que lo convierte en inaccesible. Allí, Darío I es representado en un bajorrelieve con el pie derecho colocado sobre el mago Gaumata. A su vez, los que se rebelaron contra el soberano aparecen atados ante él. A ambos lados y debajo de la escena, hay catorce columnas llenas de inscripciones redactadas en tres lenguajes: (1) Persa antiguo, (2) Accadio y (3) Elamita. Estos textos explican la promoción de Darío al trono persa y celebran las victorias junto con la pacificación finalmente alcanzada por el rey, exactamente como él lo ordenó en el 520 a. de J. C.
El texto fue transcripto en 1837 por Henry C. Rawlinson, quien sufrió enormes dificultades a causa de su ubicación. Ésta es la transcripción de algunos párrafos:
"Soy Darío, el Gran Rey, Rey de reyes, Rey de Persia, Rey de los países, hijo de Vishtaspa, nieto de Arshama, un aqueménida."
"Habla Darío el Rey: Mi padre era Histaspes (Vishtaspa); el padre de Histaspes fue Arsames (Arshama); el padre de Arsames fue Ariaramnes (Ariyaramna); el padre de Ariaramnes fue Teíspes (Cispis); el padre de Teíspes fue Aquémenes (Haxamanis)."
"Habla Darío el Rey: Por esta razón, se nos conoce como aqueménidas. Hemos sido nobles por largo tiempo. Por largo tiempo, nuestra familia ha ostentado realeza."
"Habla Darío el Rey: Ocho miembros de nuestra familia fueron reyes anteriormente. Soy el noveno. Nueve reyes han gobernado sucesivamente."
"Habla Darío el Rey: Soy rey por voluntad de Ahuramazda. Ahuramazda me entregó la realeza."
"Habla Darío el Rey: Éstas son las regiones que se rindieron a mí. Me convertí en su rey por voluntad de Ahuramazda: Persia, Elam, Babilonia, Asiria, Arabia, Egipto, y también las que están próximas al mar, Sardes, Jonia, Media, Urartu, Capadocia, Partia, Drangiana, Aria, Jorasmia, Bactriana, Sogdiana, Gandhara, Escitia, Sattagidia, Aracosia y Maka, dando un total de veintitrés regiones."
"Habla Darío el Rey: Éstas son las regiones que se rindieron a mí. Por voluntad de Ahuramazda se volvieron mis dominios. Me entregan un tributo. Lo que les ordeno hacer, lo hacen, de día o de noche."
"Habla Darío el Rey: Ahuramazda me entregó la realeza. Ahuramazda me ayudó y de este modo pude sostener la realeza. Por voluntad de Ahuramazda, ostento realeza."
"Habla Darío el Rey: Esto es lo que hice, por voluntad de Ahuramazda, tras convertirme en rey."
Después, figura el detallado relato de las sucesivas victorias de Darío sobre los rebeldes hasta que se alcanzó la definitiva pacificación de los dominios persas:
"Habla Darío el Rey: Esto es lo que hice. Por voluntad de Ahuramazda, lo hice en un año. Tú, que estás leyendo esta inscripción en el futuro, que lo que afirmo te convenza."
"Habla Darío el Rey: Juro por Ahuramazda que esto de lo cual he hablado es cierto y no falso."
"Habla Darío el Rey: Por voluntad de Ahuramazda, muchos más hechos llevé a cabo, los cuales no fueron registrados en esta inscripción. No han sido descriptos aquí no sea que mis hechos les parezcan excesivos, poco convincentes y falsos a aquéllos que leerán la inscripción en el futuro."
"Habla Darío el Rey: Ésta es la inscripción que he hecho por voluntad de Ahuramazda."
"Además, fue transcripta también en lengua aria y ha sido redactada en tablillas de arcilla y pergaminos."
"También, hice esculpir mi propia forma. Por otra parte, hice grabar mi linaje en la inscripción. Esta inscripción fue escrita y leída ante mí. Posteriormente, hice enviar este texto a todos los lugares de esas regiones."
Época reciente
La guerra en Irak, a comienzos de este siglo, aparte del tremendo número de víctimas, ha causado un inmenso e irreparable daño al patrimonio cultural e histórico de la humanidad.
Desde tiempos remotos, existieron pequeñas colinas singularmente construidas y diseminadas por todo Irak. Se les llamó "tells". Bajo estos tells, se hallaban depósitos de testimonios que no habían sido excavados en su mayor parte. Se estima en más de 10.000 el número de sitios arqueológicos en territorio iraquí conteniendo piezas desconocidas de las culturas sumeria, babilónica y asiria. No se sabe la cantidad de esos tells que aún existen.
Muchos arqueólogos comparan el despojo de este legado con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, con la destrucción ocasionada por la cuarta Cruzada en Constantinopla en 1204 de nuestra era, bajo el papado de Inocencio III, o con la destrucción de los códices aztecas por parte de los españoles en América.
Aunque el pillaje de piezas arqueológicas y obras de arte en Mesopotamia no es algo nuevo, debo decir que desde el siglo XIX han estado ocurriendo excavaciones ilegales, robo y contrabando del patrimonio cultural y artístico de Medio Oriente. Este pillaje ha nutrido cuantiosas colecciones de antigüedades mesopotámicas, tales como las de los museos Británico y del Louvre.
El despojo de los tesoros preservados en Irak a lo largo de los siglos aumentó desde la Guerra del Golfo en 1991, y alcanzó su punto culminante con los saqueos del Museo de Bagdad cuando Estados Unidos de América ocupó esa ciudad. Desde entonces, decenas de miles de irreemplazables obras de arte han aparecido en los mercados de antigüedades de Europa y Estados Unidos. Se estima en alrededor de 200.000 el número de objetos definitivamente perdidos. Entre esos, la desaparición de un arpa de oro de la época sumeria, la cual fue el primer instrumento musical que se conoce (3000 a. de J. C.), es un buen ejemplo del pillaje mencionado arriba.
Otro hecho que contiene efectos irreversibles es la quema de la Biblioteca Nacional de Bagdad, la cual atesoraba manuscritos medievales. Estos manuscritos constituían fuentes relacionadas con las tradiciones judía, islámica y cristiana. La ciudad de Bagdad fue fundada por el califa Al Mansur en el 762 de nuestra era. A su vez, la universidad de Mustansyria, fundada en el siglo XIII, es una de las universidades más antiguas del mundo.
Entre los tesoros del Museo Nacional de Bagdad estaba la más importante colección de antigüedades mesopotámicas del mundo. Entre esas antigüedades, había miles de tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, no descifradas en su mayor parte. Se desconoce su paradero actual.
Notas finales
Éste ha sido un documento importante, creo. Cuando uno habla de antiguas tragedias, tales como la quema de la Biblioteca de Alejandría, o los desastres acarreados por las Cruzadas, y así sucesivamente, todos nosotros sentimos disgusto y horror ante esas tremendas pérdidas del patrimonio de toda la humanidad. Sin embargo, el desastre cultural que ha ocurrido en Irak ahora es generalmente pasado por alto por la mayoría de la gente. Esto parece ser un hecho común en la historia, es decir, que la mayoría de las personas no se vuelve enseguida consciente de lo que está sucediendo en su época, sino que necesita de algo de tiempo para hacerlo.
No estoy interesado en asuntos políticos o militares, los cuales son tan efímeros como las nubes que se forman y disuelven en el cielo, sino en la irreparable pérdida de patrimonio cultural. La pérdida de vidas en ambos bandos ha sido terrible también, pero no es el punto que estoy tratando en el presente documento. A lo largo de toda la historia de la humanidad, los hombres han estado matándose mutuamente en forma incesante por esta o esa razón, justa o no. Este estúpido comportamiento es parte de la naturaleza humana, desgraciadamente. Pero en algunos puntos de la historia, las pérdidas no sólo involucran vidas y edificaciones ordinarias, sino vital patrimonio cultural. Éste ha sido el caso en Irak durante el presente año (2003) y nadie podrá reparar el daño que se le ha hecho a la humanidad entera. Los datos que he mostrado arriba hablan por sí mismos. De hecho, la cantidad de daño "total" todavía no se conoce.
Esto muestra una vez más cómo el trabajo de algunas personas, tras años y años de paciente exploración e investigación, puede ser destruido en corto tiempo por la locura humana. Este documento no está destinado a ser una acusación formal a nadie (ya que la demencia no es imputable, como seguramente sabes) o un panfleto político, sino meramente un exacto resumen de los hechos acerca de la civilización sumeria desde su comienzo hasta el día de hoy y el reciente e irreparable despojo de sus tesoros culturales.
Información adicional
Este documento ha sido concebido por Andrés Muni, uno de los dos fundadores de este sitio, y versado en lingüística.
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