Origen de las lenguas indoeuropeas: Parte VIII
Civilización hitita
Introducción
Hola, Andrés Muni nuevamente. Como el anterior, el siguiente documento tiene muchos nombres.
He intentado ser lo más exacto posible con respecto a esa cuestión. No obstante, si notas algún error, por favor envíame un e-mail para corregir lo que deba corregirse.
En este documento, estudiaremos la antigua civilización hitita. Disfruta.
Descifre del primer sistema de escritura
Sólo en el siglo veinte, las ruinas de Hattusa, en Bogazköy, atrajeron la atención de los arqueólogos. En 1906, el asiriólogo alemán Hugo Winckler llevó a cabo un importante hallazgo. Sus excavaciones le permitieron extraer fragmentos y tablillas. La mayoría de las tablillas estaba escrita en lengua arzawa, la cual fue descubierta primeramente en Tel-El-Amarna y no pudo ser descifrada en ese momento. Poco tiempo después aparecieron tablillas escritas en acadio (el lenguaje de los babilonios) que contenían fragmentos de la correspondencia entre un faraón y un rey hitita.
Esto indujo a Winckler a pensar que estaba excavando la ciudad capital del imperio hitita. Más tarde, se desenterró una tablilla que contenía el texto de un pacto de no agresión entre el faraón Ramsés II y un rey de nombre Hattusili II. Ramsés II hizo grabar ese pacto jeroglíficamente en los muros del Templo de Karnack. Winckler tenía una tablilla en la cual se establecían las mismas condiciones y términos del antedicho pacto, pero esta vez en caracteres cuneiformes y lengua babilónica.
En 1907, él retornó a Bogazköy con otra expedición, y recogió más de 10.000 tablillas y fragmentos. La documentación descubierta aumentó la lista de monarcas, lugares y narraciones, todos ellos desconocidos, que pudo identificar gracias a fuentes egipcias, babilónicas y asirias.
La traducción de las tablillas en acadio posibilitó que se compilase una lista incompleta de reyes hititas, lo cual se convirtió en el punto de partida para reconstruir la historia de una nación. Esta nación era también una considerable potencia en el mundo antiguo. Pero los numerosos documentos escritos en arzawa (luego hitita) seguirían sin traducirse hasta que pudiese descifrarse la inscripción jeroglífica en lengua hamatita. Las innumerables tablillas de arcilla con caracteres cuneiformes en arzawa que se encontraron en Hattusa siguieron siendo indescifrables al igual que los jeroglíficos grabados en los muros de los templos y en monumentos.
A partir de la inscripción cuneiforme se supo que la escritura cuneiforme había sido tomada por los hititas de los babilonios. Sin embargo, respecto a los jeroglíficos, nadie tuvo éxito en descifrarlos desde la época en que fueron hallados en las rocas de Hamath. En 1874, el lingüista norteamericano William Ward descubrió el orden en el cual debieran leerse las inscripciones en hamatita. Ward notó que todos los jeroglíficos que tenían un valor pictórico identificable (cabeza, pies, manos) estaban orientados en la misma dirección a lo largo de una línea, pero estaban orientados en la dirección opuesta a lo largo de la línea siguiente. De esta manera, él llegó a la conclusión de que los jeroglíficos hititas tenían que ser leídos en bustrófedon, es decir, del mismo modo en que un buey tira del arado, de derecha a izquierda en una línea y de izquierda a derecha en la siguiente.
En 1876, uno de los jeroglíficos en las piedras de Hamath fue descifrado por el filólogo británico Archibald Sayce. Estudiando copias de inscripciones en lenguaje hamatita, dedujo que el perfil del hombre representaba el pronombre en primera persona singular, o sea, "yo". En 1880, descifró otro símbolo que definió como el prefijo determinante de la divinidad.
Sayce arribó a la conclusión de que el sistema jeroglífico hitita era predominantemente silábico, en suma, sus símbolos representaban una sílaba fonética. Había demasiados signos distintos como para concluir que el sistema estaba basado en un alfabeto, y al mismo tiempo había muy pocos para establecer que era ideográfico (donde cada signo representa una palabra diferente). Ese mismo signo que representaba la divinidad había aparecido en las piedras de Hamath y en otros lugares, siempre en la forma de un prefijo de un grupo indescifrable de jeroglíficos que nombraban a las deidades. Esto llevó a Sayce a la conclusión de que hallando el nombre de una de estas deidades con la ayuda de otro lenguaje dotado de pronunciación similar, uno podría analizar la conversión del nombre antedicho en jeroglíficos hititas. Asimismo, él estableció que las claves que se obtendrían a través de ese proceso podrían a su vez aplicarse a otras partes de una inscripción hitita donde apareciese el mismo signo.
Sayce pensó en la posibilidad de encontrar una inscripción bilingüe (un texto idéntico pero escrito en dos lenguas, una conocida y la otra interpretada a partir de la primera). La más célebre inscripción de esta clase es la piedra Roseta (descubierta en Egipto en 1799), la cual permitió el descifre de los jeroglíficos egipcios.
En 1880, halló una pista en un escrito que hablaba de un antiguo disco de plata descubierto en Estambul. Era una reliquia de pequeño tamaño que parecía un sello. En su centro yacía la figura de un guerrero ataviado con una túnica corta, manto, casco y botas con las puntas hacia arriba (un atuendo hitita, sin duda). El friso alrededor del guerrero contenía una inscripción cuneiforme en dialecto hurrita. Sayce supuso que la inscripción cuneiforme en el sello y los caracteres hititas contenidos en su círculo interior expresaban un único significado. Por lo tanto, estaba ante un texto bilingüe.
Sayce tradujo el texto cuneiforme de una copia hecha de yeso que decía "Tarritktimme, rey del país de Erme" (el sello, denominado el sello de Tarkumuwa, está actualmente en un museo de Baltimore). Desafortunadamente, la información que podía ofrecer el sello de Tarkumuwa no era suficiente para develar el misterio de los jeroglíficos hititas. A finales de 1886, se habían descifrado siete signos de entre la totalidad de signos pertenecientes al sistema jeroglífico.
La Sociedad Germano Oriental que había patrocinado la expedición de Winckler a la capital hitita, puso en 1913 a un grupo de asiriólogos a trabajar en las tablillas (entre ellos se encontraba un profesor de asiriología de la Universidad de Viena, el checoslovaco Bedrich Hrozny). En 1914, Hrozny optó por trabajar en las tablillas escritas en hitita en vez de trabajar en las escritas con caracteres babilónicos. Usó sus conocimientos lingüísticos que abarcaban no sólo a las lenguas semíticas, sino también a las indoeuropeas. Al ser un conocedor de la recóndita relación entre los lenguajes indoeuropeos, sabía que las analogías de vocabulario y formas gramaticales mostraban que lenguas aparentemente distantes entre sí, tal como el sánscrito y el islandés, habían evolucionado a partir del mismo origen.
En 1915, un una reunión de la Sociedad en Berlín, Hrozny formalmente declaró sus hallazgos: el hitita era una lengua indoeuropea. En 1917, publicó sus investigaciones en un libro donde definió la situación del pueblo hitita en el contexto de los lenguajes indoeuropeos, aparte de describir la estructura gramatical de su idioma. En 1919, publicó una extensa traducción de textos cuneiformes hititas. En 1920, contando con la asistencia de un erudito alemán experto en la cultura indoeuropea llamado Ferdinand Sommer, perfeccionó las traducciones existentes, lo cual le permitió realizar el primer acercamiento a la historia de la nación hitita. Aún así, pese a que se habían descifrado las tablillas hechas de arcilla de Bogazköy, los jeroglíficos hititas seguían siendo un misterio.
En 1934, el arqueólogo alemán Kurt Bittel continuó con los trabajos de Winckler en las ruinas de Hattusa. En las ruinas de palacio real, encontró alrededor de 300 sellos, siendo cien de ellos bilingües. Las inscripciones descubiertas eran muy concisas para facilitar otras interpretaciones. No obstante, contenían nombres de reyes tanto en la versión jeroglífica como en la cuneiforme, lo cual corroboró el hecho de que los traductores habían leído correctamente los nombres de los monarcas y que el sistema que se usaba era el adecuado.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, se comprendió el sistema gramatical básico del hitita, y se pudo traducir un grupo de signos jeroglíficos. En 1945, un grupo de investigadores de la Universidad de Estambul, dirigidos por el alemán Helmuth Bosser, descubrió un toro de piedra y una figura humana hecha de piedra fragmentada en la sima del monte Karapete (Montaña Negra). Sobre esa figura, también encontraron un escrito semita que fue luego identificado como fenicio. Subsecuentes excavaciones llevadas a cabo por Bossert en 1947 sacaron a la luz murallas fortificadas, paredes de edificaciones, grandes relieves con figuras humanas y animales junto con un fragmento de otra inscripción fenicia. Más adelante, el grupo excavador halló restos de una segunda inscripción fenicia, la cual resultó ser el texto más prolongado descubierto en esta lengua. Además, se encontraron también en las cercanías otros textos escritos en jeroglíficos hititas. El vínculo que condujo a los eruditos a hacer una conexión entre los textos descubiertos fue hallado por el filólogo Franz Steinherr. En sueños, se dio cuenta de que un par de textos en ambos lenguajes eran idénticos.
De esta forma, las excavaciones en la Montaña Negra habían revelado un texto bilingüe. Este descubrimiento amplió el conocimiento acerca de la escritura jeroglífica hitita e incrementó el entendimiento de su sintaxis de tal modo que en 1960 los especialistas en la civilización hitita pudieron afirmar que eran ya capaces de traducir todos los signos de esa escritura.
Lenguajes hablados en el imperio
En 1919, E. Forrer descubrió que podían distinguirse ocho lenguas de entre los textos cuneiformes de Bogazköy. Sólo dos lenguajes, hitita y acadio, eran usados por los monarcas hititas para redactar documentos oficiales. El hurrita era otra lengua con la cual se escribían a veces textos íntegros.
De los restantes lenguajes, el luvita, el palaico y el hatita aparecen en la forma de breves pasajes diseminados entre los textos religiosos hititas. A su vez, la lengua mitani pudo ser identificada en un documento detectando unos pocos términos que allí aparecían. El lenguaje sumerio era utilizado únicamente por los escribas hititas para su específico uso. Se compiló a esta lengua en vocabularios basados en listas de signos sumerios.
Hitita
Como se dijo antes, el filólogo Bedrich Hrozny en 1915 estableció el parentesco entre los lenguajes hitita e indoeuropeo. La afirmación de que una lengua indoeuropea fuese hablada por pueblos del Asia Menor en el segundo milenio a. de J. C. fue recibida con mucho escepticismo. A pesar de eso, se ha evidenciado el antedicho vínculo más allá de toda duda: hay seis casos (nominativo, acusativo, genitivo, dativo, ablativo e instrumental) en la declinación de un substantivo. Los substantivos tienen un vocativo que consiste en su forma cruda, es decir, su forma original que no ha sido declinada. El substantivo hitita tiene sólo dos géneros: animado e inanimado. El verbo tiene dos voces: activa y semipasiva.
Por otra parte, su vocabulario es mayormente de origen indoeuropeo. El acto de ir más y más profundo en el conocimiento del lenguaje ha conducido a los eruditos a debatir sobre su exacta posición dentro de la familia indoeuropea. Se admite generalmente que la lengua hitita representa una rama distinta del grupo indoeuropeo, junto con los otros lenguajes conocidos.
Pese a que los especialistas aplicaron el nombre "hitita" a esa lengua como el lenguaje oficial de Hatti, y pese a que ello ha sido aceptado universalmente, eso es incorrecto desde un estricto punto de vista porque la palabra "Hattili" se usa en los textos para presentar pasajes en un lenguaje totalmente diferente (el hatita). Cuando se descubrió esto, los eruditos buscaron el verdadero nombre de la lengua oficial en los textos. Hoy en día, se admite que el nombre real del lenguaje es nesio o nesita (lengua de Kanesh o Nesa), aunque el nombre "hitita" se ha arraigado tan profundamente que posiblemente se lo seguirá usando como tal.
Acadio
Es el nombre usado para designar el lenguaje semítico de Babilonia y Asiria (los hititas lo denominaban "babilónico"). Fue muy utilizado en el Cercano Oriente para la correspondencia diplomática y los documentos internacionales. Con todo, los soberanos hititas siguieron usando la lengua hitita en las negociaciones con sus vecinos.
Hurrita
Existen muchos documentos y escritos redactados en hurrita que sirven como medio para su estudio. En los textos de Bogazköy, hay numerosos pasajes en hurrita acerca de rituales, incluso textos totalmente escritos en hurrita (fragmentos de una traducción de la epopeya de Gilgamesh, la cúspide literaria, por así decir, de la civilización babilónica). La principal fuente para traducir hurrita es la carta que Tusharatta, rey de Mitani, le envió al faraón Amenofis III hacia el 1400 a. de J. C. Se halló esta carta en las ruinas de El-Amarna. Se descubrieron otros textos en hurrita en Tell-Hariri (antigua Mari) en el Eufrates Medio (que datan del 1750 a. de J. C.) y en Ras-Es-Shamra (Ugarit) en Siria.
Un descendiente del hurrita es el lenguaje del reino de Urartu, conocido a partir de inscripciones reales compuestas en asirio cuneiforme hacia el siglo VII a. de J. C. Aún cuando su origen es incierto, ambas lenguas están vinculadas con el grupo de lenguajes del este del Cáucaso.
Luvita
Está estrechamente relacionado con la lengua hitita. Su principal particularidad es que la dependencia entre dos substantivos no se expresa mediante un genitivo (como en otros lenguajes indoeuropeos) sino por medio de un adjetivo (assis o assas). Esta formación produce términos toponímicos. De este modo, Tiwatassa y Tarhuntassa significan "perteneciente a los dioses Tiwat y Tarhunt". El luvita se subdividía en varios dialectos, uno de ellos era el lenguaje jeroglífico y otro evolucionó hasta convertirse en el licio durante la Era Clásica griega.
Palaico
Al igual que el hitita y el luvita, el palaico pertenece al grupo indoeuropeo. Poco se sabe sobre esta lengua. Los testimonios se basan en un culto a una deidad (Ziparwa).
Hatita
Este lenguaje era pronunciado por los sacerdotes en incontables cultos (especialmente los dirigidos a los principales dioses hititas). Aún así, no hay material suficiente para descifrar la estructura de su vocabulario. El nombre "protohitita" se adoptó extensamente de modo que nadie lo confundiera con el hitita oficial, aún cuando el primero no tenía ninguna relación con el segundo, ciertamente. Al hatita o protohitita se lo emparenta con el grupo de lenguas norcausásicas.
Mitanio
No existe ningún texto escrito enteramente en este lenguaje. Existen sólo algunos términos en mitanio en el "Tratado sobre el Adiestramiento de Caballos" de Kikkul de Mittani (cuatro tablillas pertenecientes a los Archivos de Bogazköy). Estos términos se conectan con el sánscrito. Se lo conoce como mitanio (aunque este nombre no sea totalmente satisfactorio) porque se vincula a esta lengua con los soberanos que gobernaban Mittani.
Sumerio
Es el lenguaje más antiguo de la Baja Mesopotamia. Pese a que no era hablada, fue asiduamente usada en Hattusas, donde se han hallado innumerables vocabularios súmero-hititas. La mayoría de las palabras sumerias son monosilábicas y muchas de las sílabas asociadas con los signos cuneiformes del período hitita son términos sumerios, cuyo significado había sido olvidado. Los escribas usaban caracteres únicos para representar el significado o idea que esos mismos signos habrían expresado en sumerio, ahorrando de este modo el tiempo que hubieran tenido que pasar escribiendo las respectivas palabras hititas o acadias (mucho más largas). Así, la lengua sumeria fue usada por los escribas hititas como una especie de escritura taquigráfica.
Aparte de las ocho lenguas escritas en caracteres cuneiformes sobre tablillas de arcilla en Bogazköy, puede también citarse el lenguaje jeroglífico hitita. Casi todos los jeroglíficos fueron esculpidos en piedras o en monumentos de piedra (basalto). Excepciones a esta práctica pueden hallarse en sellos y cartas en forma de rollos descubiertos en Asur y publicados en 1924. Los signos son pictografías que representan diferentes partes del cuerpo: manos en diversas posiciones, rostros de perfil, piernas, pies; cabezas de bueyes, caballos, perros, cerdos, leones, ciervos, aves, liebres y pájaros. Existían también piezas de mobiliario tales como sillas y mesas.
Como se mencionó antes, el orden seguido por los signos es bustrófedon (escribir de derecha a izquierda y viceversa, imitando los surcos que quedan al sembrar con un buey). Este rasgo es también característico de las inscripciones griegas primitivas descubiertas en las orillas jónicas. La escritura jeroglífica fue una invención hitita independiente, posiblemente estimulada por su conocimiento de los jeroglíficos egipcios.
Ésta es una de las diversas escrituras nuevas de tipo jeroglífico y cuneiforme que fueron inventadas a mediados del segundo milenio a. de J. C., estimuladas por los contactos culturales en la zona del Levante (Anatolia) donde se entremezclaron las culturas fluviales de los ríos Eufrates y Nilo.
La lengua que se usó para escribir las inscripciones en esos monumentos es un dialecto derivado del luvita. Al igual que el luvita, ese dialecto está estrechamente relacionado con el licio, un lenguaje que se conoce a partir de las inscripciones del período griego. La mayoría de los documentos fueron grabados tras la caída del imperio hitita, aunque al dialecto antedicho derivado del luvita lo utilizaron también los escribas durante la etapa de esplendor. Además de ser usado en largas inscripciones (era clásica), se lo utilizó también en monumentos y sellos para escribir los nombres de los reyes hititas. Aún cuando no exista ningún nombre antiguo para esta lengua, se ha acordado en adoptar los términos "jeroglíficos hititas" y "jeroglíficos luvitas" para designar esa clase de signos.
Cronología de los reyes hititas
Nombre del rey | Período en el cual gobernó la nación hitita (a. de J. C.) | Era |
---|---|---|
Pitkhanas | Desconocido |
Viejo Reino |
Anittas | Desconocido | |
Labarnas I | 1680-1650 | |
Labarnas II (Hattusili I) |
1650-1620 | |
Mursilis I | 1620-1590 | |
Hantilis I | 1590-1560 | |
Zidantas I | 1560-1550 | |
Ammunas I | 1550-1530 | |
Huzziyas I | 1530-1525 | |
Telipinus | 1525-1500 | |
Tahurwailis | 1500-1420 | |
Alluwamnas | ||
Hantilis II | ||
Zidantas II | ||
Huzziyas II | ||
Muwatallis I | ||
Tudhaliyas I | 1420-1400 | Imperio |
Hattusilis II | 1400-1390 | |
Tudhaliyas II | 1390-1370 | |
Arnuwandas I | 1370-1355 | |
Tudhaliyas III | 1355-1344 | |
Suppiluliumas I | 1344-1322 | |
Arnuwandas II | 1322-1321 | |
Mursilis II | 1321-1295 | |
Muwatallis II | 1295-1271 | |
Mursilis III | 1271-1264 | |
Hattusilis III | 1264-1239 | |
Tudhaliyas IV | 1239-1209 | |
Arnuwandas III | 1209-1205 | |
Suppiluliumas II | 1205-? |
Notas finales
Ha sido un importante documento con mucha información sobre una civilización relevante. La tarea de traducir las escrituras cuneiforme y jeroglífica fue una larga travesía emprendida por algunos héroes relativamente desconocidos tales como Hrozny, Sayce, Winckler, etc. El llegar a una total comprensión de los caracteres cuneiformes y jeroglíficos llevó muchos años. A través de tal comprensión, los eruditos pudieron enterarse de cómo nacía, vivía y moría el pueblo hitita en esa época. Este hallazgo fue como un grano de arena agregado a la gigantesca duna de conocimiento universal, sin duda. Sólo un grano de arena, puede que digas, pero recuerda que una duna no existiría sin granos de arena como ése.
Espero que mi tarea traiga bienaventuranza e iluminación a tu vida. Mis mejores deseos para ti.
Información adicional
Este documento ha sido concebido por Andrés Muni, uno de los dos fundadores de este sitio, y versado en lingüística.
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