Protoshaivismo (castellano)
Un estudio introductorio
Autor: Andrés Muni
Apéndice
El sistema social indio (de India) ha permitido a los diferentes grupos étnicos coexistir y sobrevivir en su territorio sin destruirse o mezclarse, manteniendo gran parte de su cultura e instituciones, situación que en otros lugares ha ocasionado su destrucción o abolición por los grupos dominantes. Así, han permanecido casi intactos ritos y creencias del mundo mediterráneo y de Medio Oriente desde la edad antigua.
Los grupos étnicos se identificaban, aparte de por sus caracteres físicos, por los lingüísticos, representados aquí por las lengua munda, la dravídicas y las arias. Estos tres grupos se relacionan con las tres grandes épocas del desarrollo de las civilizaciones: paleolítico, neolítico y moderno. Los ādivasi-s (primeros ocupantes) de la India hablaban las lenguas munda o mom-khmer. Éstos presentan semejanza física con el hombre de Neanderthal. A este grupo de protoaustraloides pertenecen los vedas de Ceilán y los gondos de la India central. Se cree que fueron los más antiguos habitantes de Europa, así como de África y la India. Esta raza de hombres pequeños y de piel oscura pobló Europa a comienzos del Neolítico, pero gradualmente fue exterminada por hombres más robustos del tipo Cro-Magnon.
Durante el Neolítico, apareció en la India un pueblo de piel bronceada y cabellos lacios, que hablaba una lengua aglutinante. Su origen es oscuro... se lo llama dravídico, una palabra que deriva del prakṛta (lengua vernácula) conocido como "damil" (ahora llamado Tamil), siendo su religión el Shaivismo. La lengua y cultura dravídica, que aún hoy son la de los pueblos del sur de India, extendieron su influencia, antes de las invasiones arias, hasta abarcar desde la India al Mediterráneo. De esta civilización perduran vestigios lingüísticos en el georgiano, el vasco, el súmero, el pelasgo, el ilirio, el cretense, el etrusco y los dialectos del Beluchistán. Las lenguas dravídicas tienen un origen común con las lenguas ugro-finesas (balto-finés, húngaro, volgaico, uraliano y samoyedo) y las lengua altaicas (mongol, esquimal y turco).
Así, a través de Medio Oriente y el mundo mediterráneo, una importante civilización de origen asiático fue el medio que propagó el pensamiento śaiva, sus símbolos y sus mitos, como lo indican los monumentos megalíticos, los mitos y cultos religiosos comunes a la India y al mundo mediterráneo (p. ej. las ciudades de Creta, de Malta y de Sumeria). Las ciudades del Indo, en especial Harappa y Mohenjo Daro existían desde el 3800 a. de J. C. y duraron hasta su destrucción, aproximadamente en el 1800 a. de J. C., por parte de los invasores arios. Su religión dominante era el Shaivismo (los sellos representan al Śiva itifálico y con cuernos, sentado en postura de loto o danzante como Naṭarāja). Hay símbolos śaiva-s tales como falos de piedra, svásticas, imágenes del toro, de la serpiente y de la diosa de las montañas (Pārvatī).
La migración de pueblos nómades arios que abandonaron las regiones de Rusia (por razones posiblemente climáticas) culminó invadiendo en oleadas sucesivas a Europa, India y Medio Oriente. Entre el 2300 y el 1900 a. de J. C. fueron saquedas e incendiadas ciudades en el Asia Menor. Los textos védicos relatan las guerras contra los dasa y los pani, que eran los sobrevivientes de las civilizaciones del Indo y rechazaban el culto védico. Hablaban una lengua extraña y veneraban a Śiśnadeva (el dios del falo), apacentaban grandes rebaños y vivían en ciudades fortificadas (pura-s); eran de piel oscura y nariz pequeña. Según la genealogía de los Purāṇa-s (18 antiguos relatos), con la guerra del Mahābhārata concluyó la conquista aria de la India (1400 a. de J. C.) en el Madhyadeśa (el territorio medio que comprende a Nueva Delhi).
Las cuatro religiones de la antigua India se corresponden con cuatro diferentes concepciones de los dioses y del mundo. La primera concepción es la animista. Allí, el hombre venera fuerzas sutiles que van más allá de los sentidos, y las llama espíritus o dioses. De este modo, el hombre toma conciencia de los aspectos divinos que moran en los bosques, ríos, fuentes y montañas: para el hombre animista, "todo es sagrado". El respeto por el espíritu que habita en todas las cosas posibilita un conocimiento intuitivo que es inaccesible para el pensamiento lógico. El animismo es contrario a la apropiación de la tierra, a la agricultura y a la vida social urbana: la caza es la base de la supervivencia y los dioses y espíritus exigen ofrendas.
Es en este ámbito que se desarrolla el culto de Murugan o Kumāra (el muchacho), quien se corresponde con el Kourous cretense. Es una deidad adolescente, dios de la Belleza y de la Guerra, sediento de la sangre de los animales que se le sacrifican. Este culto se origina entre los ādivasi-s (los primeros habitantes), cuyas tribus hablaban la lengua munda, y sus símbolos son el gallo, el carnero y la estaca.
En el Neolítico y a principios de la Edad de Bronce, se consolida entre los invasores dravídicos el culto a Paśupati (Señor de los seres limitados, los cuales son como animales en comparación con la Divinidad) y a Pārvatī (la dama de las montañas). En Creta aparecen con los nombres de Zagreus y Cibeles, y estarán presentes en todas las civilizaciones emparentadas cultural y lingüísticamente con el mundo dravídico. Esta religión se caracteriza por el culto al falo, a la serpiente, al toro, así como al león y al tigre (a los que la diosa monta).
A fines del 6000 a. de J. C. se consolida el Shaivismo histórico al fusionarse los cultos animista y dravídico. El Shaivismo histórico se mantendrá vigente hasta la llegada de los invasores arios. Murugan se convierte en hijo de Śiva y se le llama Kumāra (muchacho) o Skanda (derrame o efusión -se refiere al esperma-); nace en un cañaveral y es alimentado por ninfas. En otras regiones se le denomina Dionyssos ("Dionisos" o también "Dionisio", latinizado). Paśupati se corresponde con el dios cretense Zagreus, llamado luego Kretagenes. Su leyenda, como las de Śiva y Skanda, fue confundiéndose gradualmente con la de Dionyssos.
Otra de las religiones es el Jainismo, que cree en la trasmigración (metempsicosis) y en el desarrollo del hombre a través de múltiples existencias con forma animal y humana. El Jainismo postula la imposibilidad de vinculación entre lo humano y lo sobrenatural: no hay certeza que exista o no un principio creador, una causa primera o un dios. El Jainismo tiene un fuerte sentido moral, exige respeto por la vida, un estricto vegetarianismo y la desnudez de sus adeptos, siendo el Buddhismo primitivo una de sus adaptaciones. Los Jainas tuvieron una fuerte actividad misionera y alcanzaron gran influencia en algunas escuelas filosóficas griegas y en el Orfismo. Posteriormente, el Hinduismo asimiló del Jainismo el vegetarianismo y la teoría de la trasmigración, principios que no existían en sus orígenes, al igual que tampoco existían en el Shaivismo y la cultura védica.
Con las invasiones arias (de "ārya": rico, noble por riqueza; de allí derivaron los significados "poderoso, noble, noble por naturaleza, por excelencia"), se impone en la India y en el mundo mediterráneo la religión de las tribus nómades del Asia Central. Sus dioses son la personificación de fenómenos naturales o virtudes humanas. Así, Indra es el dios del rayo, Varuṇa es el de las aguas, Agni es el del fuego, Dyaús es el del aire, Aryamā es el del honor, Bhaga es el del reparto de bienes, Rudra es el destructor (a quien más tarde se lo identificó con Śiva).
Esta religión busca para el hombre dos cosas: el respaldo de los dioses en aras de que obtenga protección, y el dominio de la Naturaleza. A partir del 2000 a. de J. C., la religión védica aria asimila gradualmente al Shaivismo. Producto de esto es el posterior Hinduismo y las religiones griega y micénica. El Shaivismo se resiste a esta fusión y reaparece cíclicamente bajo su forma primitiva en la India, como Dionyssismo helénico y luego como sectas místicas o esotéricas. El Orfismo es producto de la influencia del Jainismo sobre el Shaivismo/Dionyssismo.
Estas cuatro grandes corrientes de pensamiento religioso (animismo, culto dravídico, Jainismo y culto ario) fueron la base de casi todas las formas existentes de religión, incluidas las semíticas (Judaísmo, Cristianismo e Islamismo). La civilización semítica egipcia asimiló numerosos elementos śaiva-s (especialmente el culto a Osiris), pero más tarde, el monoteísmo alejaría a las religiones semíticas de su antiguo pensamiento religioso y cosmológico.
Durante el sexto milenio a. de J. C. (comienzos del Neolítico) se consolida el Shaivismo, fruto de las concepciones animistas y de la experiencia religiosa del hombre prehistórico. A partir de entonces, aparecen en India y el mundo mediterráneo, símbolos y ritos śaiva-s: el culto al falo, al carnero, al toro, a la serpiente, a la dama de las montañas, al laberinto; la svástica (cruz gamada) y la danza extática. Los testimonios de estos cultos se proyectan tan lejos en la historia humana y se extienden a tantas regiones, que es incierto definir un lugar de origen. Sólo en la India, la tradición śaiva y sus ritos se han mantenido en forma continua desde la prehistoria hasta la actualidad.
La unidad de origen del Shaivismo y su enorme y extensa influencia se manifiestan en las múltiples semejanzas de los relatos mitológicos. El conjunto de símbolos vinculado con el culto a Śiva: el dios con astas, el toro, la serpiente, el falo erecto, el carnero, la dama de las montañas, etc., se encuentra en la civilización agrícola que aparece alrededor del 6000 a. de J. C. y que abarca el sur de Asia, África y Europa. Las primeras figuras fuertemente śaiva-s se ubican en Anatolia (6000 a. de J. C.). En los orígenes de la civilización egipcia aparecen los cultos del toro, del carnero y de Osiris (existe una enorme figura del dios egipcio Min -itifálico- que data del 5000 a. de J. C.).
Hacia el 4500 a. de J. C., las poblaciones minoicas llegan a Creta, Chipre, Santorini, Malta y Anatolia. Imágenes del dios toro o dios con astas se encuentran en Mohenjo Daro, en las civilizaciones precélticas, en las minoicas, y en regiones del sudeste asiático (Camboya y Bali). A partir del 4000 a. de J. C. se desarrolla la civilización del Indo; los sumerios llegan por mar a Mesopotamia, provenientes del Indo, influenciando así a la región de Medio Oriente, Creta y Grecia continental. Desde principios del 3000 a. de J. C. hasta las invasiones arias, se desarrollaron en forma paralela las civilizaciones del Indo, Sumeria y Cnossos, con incidencia en toda Europa, en la zona central y oriental de la India y en el sudeste de Asia.
Hacia el 3000 a. de J. C. se registró el diluvio histórico que dividió las dinastías sumerias en prediluvianas y postdiluvianas. La cronología india sitúa a esta época como siendo el comienzo del Kaliyuga (edad de los conflictos). En este tiempo, un pueblo mediterráneo procedente de la península ibérica aparece en Malta y en Armórica (actual Bretaña). Este pueblo introduce una nueva religión y rituales funerarios. A su vez, establece la civilización de los megalitos: estatuas/menhires de Liguria, Alto Adigio (Italia), Stonehenge (Gran Bretaña); y está fuertemente influenciado por el contacto con Iberia, Creta y Medio Oriente.
El mundo mediterráneo
La civilización minoica se remonta hacia mediados del 5000 a. de J. C., alcanzando su etapa de apogeo en el milenio que transcurre desde el 2800 a. de J. C. hasta el 1800 a. de J. C. Esta civilización es contemporánea con la civilización sumeria postdiluviana y con las civilizaciones del Indo (Mohenjo Daro). Los mitos y ritos śaiva-s en su clave dionisíaca irrumpen en Occidente a través de la civilización minoica y sus herederos griegos.
La civilización cretense alcanzó gran desarrollo gracias a la enorme influencia de las civilizaciones de Asia, y mantuvo un fluido contacto con Egipto, Grecia y Medio Oriente durante toda su existencia. Igualmente que en las civilizaciones de Mesopotamia, en la civilización cretense existen numerosos símbolos característicos del Shaivismo: la serpiente, el joven dios, la diosa de las montañas, el toro, el león, el macho cabrío, el árbol sagrado, la columna fálica, el sacrificio del toro, el Minotauro, la danza extática de Korybantes y Kouretes (similares a los compañeros -gaṇa- de Śiva), así como también la svástica, el laberinto y el hacha doble, los que se vinculan con la India y el culto agrícola. Los mitos relativos al dios adolescente y a la diosa de las montañas cretenses se corresponde con los de Śiva y Pārvatī (indios), Ishtar y Tammuz (babilónico), Isis y Osiris (egipcio), Venus y Adonis (griego).
A los invasores que incendiaron las principales ciudades de la civilización minoica (hacia el 1400 a. de J. C.) se los identifican con los aqueos homéricos que destruyeron Ugarit y Troya en el siglo XIII a. de J. C. Los aqueos que llegaron a Creta dieron el nombre de su dios del cielo (Zeus) a una divinidad minoica (Zagreus). Durante el segundo período minoico, por influencia aquea, Zeus/Zagreus toma el nombre de Dionyssos (dios de Nyssa, cerca de Peshawar, al norte del actual Pakistán). La expansión de la religión cretense fue notable, influenciando a la religión y al pensamiento griegos. La reaparición del Shaivismo/Dionyssismo es el regreso a una religión arcaica que permaneció subyacente pese a las invasiones y persecuciones.
El antiguo dios de Anatolia, Sumer, Creta y Grecia continental prehelénica sólo les parecía extraño a los invasores aqueos y dorios. El Dionyssismo era el antiguo Shaivismo del mundo indo/mediterráneo que recuperaba gradualmente su espacio en un mundo ahora dominado por los arios. Un proceso de asimilación de iguales características se había producido en la India: el Shaivismo se había mezclado con el Brahmanismo védico, produciendo cambios significativos. La religión védica absorbió e incorporó ritos de otros cultos adaptándolos a sus necesidades. Tomó tal cúmulo de cosas de las instituciones dravídicas y de otros pueblos de la India, que es imposible separar eso de los elementos arios originales.
En el mundo helénico, la unidad entre el culto śaiva y el dionisíaco era reconocida. Los griegos explicaban la semejanza de los cultos a Śiva y Dionyssos a partir de una expedición de este último a la India. Dionyssos había viajado a India para propagar su culto, junto con un ejército de Ménades y Sátiros, y había terminado por conquistarla. Los antiguos hebreos también habían sido fuertemente influenciados por el mundo dravídico y el Shaivismo (desde Abraham -proveniente de Ur, en Sumeria- hasta David, los hebreos participaron en ritos de éxtasis).
En Egipto, el mito de Osiris se relaciona con los mitos śaiva-s. Osiris es el dios de los árboles y las plantas, representa la generación y el crecimiento. Los griegos lo identificaban con Dionyssos (este paralelismo de cultos aparece durante la civilización cretense). Osiris había llegado de la India sobre el lomo de un toro y había incorporado en su ejército a los Sátiros. Luego retornó a la India para fundar numerosas ciudades. Las relaciones entre Egipto y la India eran extremadamente antiguas (existía una fluida e importante actividad comercial a través del océano Índico y del Mar Rojo).
En Inglaterra, Bretaña, Grecia, Italia, Córcega, Arabia y la India, se encuentran falos de piedra adornados con un rostro o rodeados por una serpiente. En todo el mundo mediterráneo se encuentran rastros del culto al toro y su sacrificio, del culto a la serpiente, de las danzas extáticas, leyendas referidas al niño nacido en un cañaveral y alimentado por las ninfas, el dios de la vida que muere y resucita, de este modo uniendo los misterios de la generación y la muerte.
Ésta ha sido entonces una mera y breve introducción a la historia del Shaivismo, un tema muy largo y complejo, indudablemente.
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